Durante décadas, a las mujeres se les ha prometido que podrían vivir felices si siguieran el consejo de «interrumpir su embarazo» —el lenguaje del engañador para decir «mata a tu hijo»—. Sin embargo, he hablado con innumerables mujeres que, años más tarde, aún lloran sus abortos.
Las consecuencias física y psicológicamente adversas del aborto están bien documentadas, incluyendo altos niveles de depresión y suicidio. Docenas de estudios vinculan el aborto con un incremento de las disfunciones sexuales, la aversión al sexo, la pérdida de intimidad, la culpa imprevista y las aventuras extramaritales, el síndrome de estrés traumático, la fragmentación de la personalidad, las respuestas de dolor, el abuso y abandono infantil, y el incremento en el abuso del alcohol y las drogas. Existen numerosos grupos nacionales e internacionales que ayudan a las mujeres a rehabilitarse tras conseguir el aborto que se les dijo que las haría felices.
Esto hace aun más perturbador y engañador un reciente video «pro-decisión» que se propagó de manera viral. Emily Letts, de 25 años, oriunda de Nueva Jersey y consejera de abortos, decidió grabar y compartir un video sobre su propio aborto quirúrgico llevado a cabo dentro de los 3 primeros meses, afirmando sentirse «súper bien luego de realizarse un aborto». En una entrevista, dijo: «Las mujeres y los hombres han estado deseando esto con ansias. No tienes que sentirte culpable».
Emily Letts, entonces, decidió hacer un video sobre su propio aborto para crear «una historia positiva de aborto» que le mostrara al mundo que las mujeres que desean un aborto no deberían sentirse culpables. Una y otra vez, ella sugiere que no siente culpa alguna por haber interrumpido la vida que había en su interior.
En realidad, lo que ella quiere abordar es su argumento de que la culpa que las mujeres sienten al realizarse un aborto les ha sido simplemente impuesta por la sociedad. «Nuestra sociedad engendra esta culpa», declara. «La inhalamos desde cada rincón». «No me sentí mal», insiste. Su propósito en el video es erradicar el vínculo entre aborto y culpa. «Me siento agradecida de poder compartir mi historia e inspirar a otras mujeres a ponerle fin a la culpa».
…si Emily Letts realmente cree que no hay una culpa legítimamente asociada al aborto, no tendría que insistir, una y otra vez, en que no se siente culpable. Al hablar de mujeres que «se sienten culpables de no sentirse culpables», atestigua el hecho de que hay criaturas morales que no pueden dejar de hacer juicios morales, especialmente sobre sí mismas, aun cuando insistan en que no hay lugar para juicio moral alguno. Y esto debe ser especialmente cierto cuando una mujer ha buscado interrumpir la vida del nonato que llevaba en su interior.
Es cierto que el aborto puede aliviar a una mujer de un grado de tensión y responsabilidad en lo inmediato, pero a menudo genera mucho más de lo que ayuda a disipar. Irónicamente, aquellas mujeres que no experimentan consecuencias psicólogicas como resultado de un aborto, pueden mantener su salud mental únicamente por medio de la negación. Al escoger no reconocerlo, huyen del trauma emocional que invariablemente acompaña el darte cuenta de que has matado a un bebé. Esta es una situación inestable que exige huir de la realidad a lo largo de toda una vida. Y la realidad tiene una forma de perseguirnos y atraparnos. Tristemente, muchas mujeres atestiguarán el hecho de que es mucho más fácil que un doctor raspe un bebé del útero de una madre que quitar al niño de la mente de ella.
Probablemente Emily estaría de acuerdo en que millones de mujeres y hombres, tanto en la sociedad como en la iglesia, están sufriendo con la «culpa del aborto». Sin embargo, lo que ella no logra entender es que es contraproducente intentar eliminar los sentimientos de culpa sin lidiar con la causa de la culpa. No importando cuán a menudo alguien diga «no hay nada de lo cual debas sentirte culpable» a alguien que ha pecado contra Dios y otras personas, sus sentimientos de culpa permanecerán. Lo que estas mujeres y hombres necesitan es una solución permanente para nuestro problema de culpa, una solución basada en la realidad y no en fingir. ¿La buena noticia? La Biblia ofrece esta solución en el evangelio de Jesucristo.
Ningún pecado —incluido el aborto— se halla fuera del alcance de la gracia de Dios. Él ha visto lo peor de nosotros y sigue amándonos. Su gracia perdonadora no tiene límites, y no hay libertad como la libertad del perdón.
Artículo en Inglés: http://www.epm.org/blog/2014/Jun/2/guilt-abortion
Why Denying the Guilt Associated with Abortion Will Never Work
For decades women have been promised that their lives can be happy if they follow the counsel to “terminate your pregnancy,” the deceiver’s language for “kill your child.” Yet I’ve talked with countless women who years later still weep over their abortions.
The adverse physical and psychological consequences of abortion are well documented, with higher levels of depression and suicide. Dozens of studies tie abortion to a rise in sexual dysfunction, aversion to sex, loss of intimacy, unexpected guilt and extramarital affairs, traumatic stress syndrome, personality fragmentation, grief responses, child abuse and neglect, and increase in alcohol and drug abuse. Numerous national and international abortion support groups exist to help women heal after getting the abortion they were told would bring them happiness.
That’s what makes a recent viral prochoice video all the more disturbing and deceptive. Emily Letts, a 25-year-old abortion counselor in New Jersey, chose to make and share a video about her own first-trimester surgical abortion, claiming that she feels “super good after having an abortion.” She told Philadelphia Magazine, “Women and men have been thirsting for something like this. You don’t have to feel guilty.”
Albert Mohler writes:
So Emily Letts set out to make a video of her own abortion in order to create “a positive abortion story” that would show the world that women seeking an abortion should feel no guilt. Over and over again, she suggests that she feels absolutely no guilt about terminating the life within her.
And make no mistake—guilt is her major focus. In her words: “I know there are women who feel great remorse. I have seen the tears. Grieving is an important part of a woman’s process, but what I really wanted to address in my video is guilt.”
Actually, what she wants to address is her argument that the guilt women feel in having an abortion is simply imposed upon them by society. “Our society breeds this guilt. We inhale it from all directions,” she asserted. “I didn’t feel bad,” she insists. Her purpose in her video is to eradicate the link between abortion and guilt. “I am thankful that I can share my story and inspire other women to stop the guilt.”
…If Emily Letts truly believes that there is no guilt rightly associated with abortion, she would not have to insist, over and over again, that she feels no guilt. When she tells of women who “feel guilty for not feeling guilty,” she testifies to the fact that they are moral creatures who cannot stop making moral judgments, especially about themselves, even when they insist there is no moral judgment to be made. And this must be especially true when a woman has sought to terminate the unborn life within her.
(I encourage you to read Mohler’s excellent article about Emily’s video in its entirety.)
It’s true that abortion may relieve a woman of some immediate stress and responsibility, but it often creates much more than it relieves. Ironically, those women who do not experience psychological consequences as a result of their abortion can maintain their mental health only through denial. By choosing not to acknowledge it, they escape the emotional trauma that invariably comes with realizing you’ve killed a baby. This is a tenuous situation, requiring a lifetime of running from reality. And reality has a way of pursuing and catching us. Sadly, many women will testify to the fact that it is much easier to have a doctor scrape a baby from a mother’s uterus than to scrape the child from the mother’s mind.
Emily would likely agree that millions of women and men, both in society and in the church, are suffering under the “guilt of abortion.” But what she fails to understand is that it’s counterproductive to try to eliminate guilt feelings without dealing with guilt’s cause. No matter how often someone says “you have nothing to feel guilty about” to someone who has sinned against God and others, his or her guilt feelings will remain. What these women and men need—and what you and I and Emily all need—is a permanent solution to our guilt problem, a solution based on reality, not pretense. The good news? The Bible offers that solution in the gospel of Jesus Christ.
No sin—including abortion—is beyond the reach of God’s grace. He has seen us at our worst and still loves us. There are no limits to His forgiving grace. And there is no freedom like the freedom of forgive