¿Alguna vez has querido algo y te dijeron: “No lo puedes tener porque es malo para ti”? Tal vez lo que realmente querías hacer era comer dieciséis cucharadas grandes de helado en lugar de cenar. O tal vez querías jugar juegos de video toda la tarde en lugar de hacer tus deberes.
Tendremos muchos deseos en el Cielo, pero todo lo que queramos será bueno. Nuestros deseos le agradarán a Dios. Todo estará bien y no habrá nada que esté fuera de nuestros límites.
Cuando tu mamá o tu papá o tu tío asan churrascos o hamburguesas a la parrilla, el cocinero quiere que la familia escuche cuando la carne chisporrotea y que anhelen comerla. Dios creó nuestros deseos y todas las cosas que anhelamos tener. A él le encanta cuando se nos hace agua la boca por lo que él ha preparado para nosotros. Estamos disfrutando a Dios cuando anhelamos los regalos que él nos ha prometido.
Una de las mejores cosas acerca del Cielo es que ya no existirán los malos deseos con los que hemos tenido que luchar en la Tierra. Disfrutaremos la comida sin comer demasiado o muy poco; no haremos algo que nos lastime a nosotros mismos o a alguna otra persona.
En la Nueva Tierra, después que Jesús regrese (ve el capítulo cuatro), ya no habrá una diferencia entre lo que debemos hacer y lo que queremos hacer.
Extracto de El Cielo para Niños por Randy Alcorn, Capítulo Seis.
Will we be allowed to have or do what we really, really want?
Have you ever wanted something and been told, “You can’t have it because it’s bad for you”? Maybe you really wanted to eat sixteen scoops of ice cream instead of dinner. Or maybe you wanted to play video games all afternoon instead of doing your homework.
We’ll have many desires in Heaven, but everything we want will be good. Our desires will please God. All will be right with the world, nothing off-limits.
When your mom or dad or Uncle Zach prepares steaks or burgers on the barbecue grill, the chef wants the family to hear the meat sizzle and look forward to eating it. God created our desires and all the things we long to have. He loves it when our mouths water for what he’s prepared for us. When we enjoy looking forward to the gifts God has promised us, we’re enjoying him.
One of the best things about Heaven is that the bad desires we had to fight on Earth won’t be around anymore. We’ll enjoy food without eating too much or too little, we won’t do anything to hurt ourselves, and we won’t do anything to hurt anyone else.
On the New Earth after Jesus comes back (see chapter four), there will no longer be a difference between what we should do and what we want to do.
Excerpt from Heaven for Kids by Randy Alcorn, Chapter 6.
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