He desarrollado el siguiente material y se lo he enseñado a muchos jóvenes y padres durante varios años. Cuando mis hijas ya casadas eran adolescentes, me enfoqué bastante en compartirlo y discutirlo con ellas así como con los hombres jóvenes que pidieron salir con ellas.
A continuación una versión abreviada del material "Directrices para la pureza sexual":
1. El sexo es bueno. Dios lo creó, Dios lo llamó "bueno", y existió antes de que hubiera cualquier pecado en el mundo.
El sexo no fue creado por Satanás, Playboy, el Internet, o un pervertido que acecha en las sombras de una tienda porno. Sin embargo, Dios require el sexo dentro de sus intenciones y demandas, no las del mundo (Efesios 5:3-4). Dios diseñó el sexo para la unión sagrada del matrimonio entre un hombre y una mujer, y lo reserva para esa unión.
2. Como todos los buenos regalos de Dios, el sexo puede ser mal utilizado y pervertido.
El agua es un regalo de Dios, sin la cual no podríamos sobrevivir. Pero las inundaciones y los maremotos son agua fuera de control, y los efectos son devastadores. Del mismo modo, Dios diseñó el sexo para existir dentro de ciertos límites. Cuando es practicado en consonancia con el propósito de Dios, es hermoso y constructivo. Cuando está fuera de control, violando el propósito previsto por Dios, se convierte en algo feo y destructivo.
3. Los límites del sexo son los límites del matrimonio.
La unión sexual se concibe como una expresión de un compromiso de por vida, un símbolo de la unión espiritual que existe sólo dentro del compromiso incondicional del matrimonio. Fuera del matrimonio, el compromiso duradero está ausente y el acto sexual se convierte en una expresión falsa, una mentira. El sexo no se convierte en algo permisible a través de los sentimientos subjetivos, sino a través del compromiso objetivo de por vida del matrimonio.
4. Su pureza sexual es esencial para su caminar con Dios.
La pureza sexual no es una opción para un cristiano obediente; es un requisito. La voluntad de Dios se centra en nuestro carácter y en la pureza moral mucho más que en nuestras circunstancias, tales como el trabajo y la educación: "Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual" (1 Tesalonicenses 4:3).
5. Usted es vulnerable a la inmoralidad sexual.
No se engañe a sí mismo pensando que nunca puede sucederle esto. "Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga" (1 Corintios 10:12). Si piensa que nunca va a caer sexualmente, usted no está tomando las precauciones para evitar que esto ocurra.
6. Usted es un objetivo para la inmoralidad sexual.
Cuanto más involucrado esté en servir a Cristo, mayores serán los intereses de Satanás en destruirlo a usted y la obra de Dios en usted y a través de usted. El maligno quiere acabar con usted y usar su vida como un mal ejemplo para los demás cristianos. Dios requiere que seamos instrumentos sagrados y puros para ser usados por Él (2 Timoteo 2:20-21). Pero así como el maligno es poderoso para tentarnos, Dios es infinitamente más poderoso para librarnos, y nos ha dado en Cristo todos los recursos que necesitamos para vivir una vida piadosa (2 Pedro 1:3-4).
7. Su cuerpo le pertenece a Dios, no a usted.
"Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Corintios 6:20). Cuando usted vino a Cristo, cuando Él lo afirmó como Señor de su vida, usted le entregó a Dios todo su ser, incluyendo su cuerpo. Él pagó el precio más alto por ello: la sangre derramada del Dios Todopoderoso!
8. La pureza sexual comienza en la mente, no en el cuerpo.
"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón [mente, ser interior], pues de él mana la vida" (Proverbios 4:23). Cuidado con lo que usted expone a su mente. Si está en una dieta, no vaya a Baskin & Robins. Si lo hace, su resistencia se romperá. Si desea abstenerse de la lujuria, no vaya a lugares, no vea películas y programas, ni lea cosas que estimulen la lujuria. No le dé comida chatarra a su mente. Asegúrese de que está recibiendo nutrición espiritual.
9. Ya que Dios no quiere que usted tenga relaciones sexuales antes del matrimonio, del mismo modo Él no desea que usted haga aquello que prepara su cuerpo para el sexo prematrimonial.
Existe una continuidad de contacto físico que comienza con cosas como sentarse juntos y tomarse de las manos, algo que consecuentemente se puede trasladar a las relaciones sexuales. Las Escrituras no especifican exactamente qué comportamiento "intermedio" es permisible, pero una cosa es cierta: la línea debe establecerse antes de que alguno de ustedes llegue a tener un estímulo sexual.
10. Una vez que deja que su cuerpo cruce la línea, ni sabrá ni se preocupará por sus convicciones cristianas.
Algunos cristianos le piden a Dios que proteja su pureza, para luego, de manera voluntaria, ponerse en situaciones de tentación y así, pasen a preguntarse por qué Dios no respondió a su oración. Sin importar qué tan fervientemente ore para no caer en la inmoralidad, caerá si continúa tomando decisiones que alimenten su tentación hacia dicha inmoralidad. No permita que sus elecciones socaven y anulen sus oraciones.
11. Si usted tiene intimidad sexual con alguien fuera del matrimonio, usted le está robando a Dios y a la otra persona.
Puesto que él o ella le pertenece a Dios, no a usted, eso significa que usted está pidiendo prestada esta persona por una noche. Tenga cuidado con lo que hace con aquello que no le pertenece a usted. Tendrá que rendir cuentas a su propietario.
12. Dios tiene los mejores intereses en mente cuando le dice que no tenga relaciones sexuales antes del matrimonio.
El sexo no solo es algo que hacemos — el sexo es algo que somos—. Está relacionado con el bienestar de toda su persona. Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio es auto-destructivo en todos los sentidos. La pureza sexual es siempre lo mejor, no sólo para Dios y los demás, sino para usted.
13. Dios no le va a pedir que se abstenga de la impureza si fuera imposible obedecerlo.
El sexo es algo de lo que todos pueden abstenerse —es un fuerte deseo, sí, pero nunca es una urgencia, nunca una necesidad—. "La gracia de Dios nos enseña a decir 'no' a la impiedad y a los deseos mundanos, y a vivir en este siglo, con autocontrol, vidas justas y piadosas". (Tito 2:12). Usted puede y debe recurrir a sus recursos en Cristo, y decir "no" a las tentaciones para pecar.
14. Satanás le mentirá sobre el sexo, pero Jesús le dice la verdad.
Jesús le dijo de Satanás: "Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de mentiras" (Juan 8:44). Satanás es un mentiroso, pero Jesús es la Verdad y el vocero de la verdad (Juan 14: 6). Él dijo: "Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Entonces conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Los que creen las mentiras de Satanás sobre el sexo terminan en esclavitud. Aquellos que creen la verdad de Cristo sobre el sexo, terminan libres.
15. Usted debe aprender a pensar a largo plazo, no a corto plazo.
Bueno o malo, siempre se cosecha lo que se siembra —usted siempre cosechará las consecuencias de sus elecciones—. "No os engañéis: Dios no puede ser burlado. Cada uno cosecha lo que siembra" (Gálatas 6:7). Las consecuencias de por vida de la impureza sexual son peores de lo que podemos imaginar. Las recompensas duraderas de la pureza sexual son mayores de lo que podemos imaginar.
16. Si usted ha violado algunas de estas directrices, confiese, arrepiéntase e implemente un plan para prevenir violaciones a futuro.
Cuando usted confiesa y se arrepiente de sus pecados, Dios lo limpiará:
"Como dista el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Salmo 103:12).
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
Incluso si ya no es virgen, usted puede y debe comprometerse con una virginidad secundaria, permaneciéndose sexualmente puro a partir de hoy, conservándose a sí mismo para su cónyuge, si Dios elige darle uno. Necesita más que buenas intenciones para mantener su pureza, usted necesita un plan. Si está comprometido en una relación con un cristiano, discutan este tema honestamente y formulen un plan para evitar caer de nuevo en la intimidad antes del matrimonio.
Viva de una manera tal en la que anhele escuchar a su Señor decirle algún día: "Bien hecho". Póngase del lado correcto en el sistema moral del universo. Honre a Dios viviendo en pureza sexual. Si lo hace, usted experimentará sus bendiciones y recompensas no sólo hoy, mañana o dentro de diez años, sino por toda la eternidad.
Sexual Purity: 16 Things You Need to Know
(Below is an abridged version of the material “Guidelines to Sexual Purity”)
I’ve developed the following material and presented it to many young people and their parents over many years. When my now married daughters were teenagers, I honed it further for sharing and discussion with them and the young men who asked to date them. Until we had gone over these principles together (my wife and I, our daughter and the boy) and made sure there was complete agreement, we didn’t allow a dating relationship to begin.
1. Sex is good. God created it, God called it “good,” and it existed before there was any sin in the world.
Sex was not created by Satan, Playboy, Hollywood, HBO, rock musicians, the Internet, or some pervert lurking in the shadows of a porno shop.
God requires us to address the subject in keeping with his intentions and requirements, not the world’s. But among you there must not be even a hint of sexual immorality, or of any kind of impurity, or of greed, because these are improper for God’s holy people. Nor should there be obscenity, foolish talk or coarse joking, which are out of place. (Ephesians 5:3-4)
God designed sex for the sacred union of marriage, and reserves it for that union.
2. Like all good gifts from God, sex can be misused and perverted.
Water is a gift of God, without which we couldn’t survive. But floods and tidal waves are water out of control, and the effects are devastating. Fire is an energy-producing gift of God that gives warmth and allows us to cook. But a forest fire or a house burning to the ground or a person engulfed in flames is fire out of control-it is horrible and frightening. Water and fire are good things which, when they occur outside their God-intended boundaries, become bad.
Likewise, God designed sex to exist within certain boundaries. When exercised in line with God’s intended purpose, it is beautiful and constructive. When out of control, violating God’s intended purpose, it becomes ugly and destructive.
3. The boundaries of sex are the boundaries of marriage.
Sex and marriage go together. Sexual union is intended as an expression of a lifelong commitment, a symbol of the spiritual union that exists only within the unconditional commitment of marriage. Apart from marriage, the lasting commitment is absent and the sex act becomes a false expression, a lie.
“But we really love each other” has no bearing on the ethics of sexual intimacy—sex does not become permissible through subjective feelings, but through the objective lifelong commitment of marriage.
4. Your sexual purity is essential to your walk with God.
Sexual purity is not an option for an obedient Christian, it’s a requirement. God’s will is centered on our character and moral purity much more than on our circumstances, such as job, housing and schooling. You want to know God’s will? You don’t have to wonder. Here it is: “It is God’s will that you should be sanctified: that you should avoid sexual immorality” (1 Thessalonians 4:3).
5. You are vulnerable to sexual immorality.
Don’t kid yourself that it can never happen to you—it can. "So, if you think you are standing firm, be careful that you don’t fall!” (1 Corinthians 10:12)
If you think you’ll never fall sexually, you’ll fail to take precautions to keep it from happening.
6. You are targeted for sexual immorality.
The more involved you are in serving Christ, the greater vested interests Satan has in destroying you and God’s work in and through you. The evil one wants to take you down and to use your life as a bad example to other Christians, who will imitate your moral compromise. God requires that we be holy and pure instruments to be used by him (2 Timothy 2:20-21).
Satan specifically targets those whose fall would have the greatest negative effect on the kingdom of God. That’s why God’s Word warns Christians: ”Be self-controlled and alert. Your enemy the devil prowls around like a roaring lion looking for someone to devour” (1 Peter 5:8).
7. Your body belongs to God, not you.
"You are not your own; you were bought at a price. Therefore honor God with your body” (I Corinthians 6:20).
When you came to Christ, when you affirmed him as Lord of your life, you surrendered your entire self, including your body, to God. The title to your life was transferred from you to God. Christ owns you and your body. You are bought and paid for. “Your body” is really his body. He paid the ultimate price for it. What price? The shed blood of God Almighty!
8. Sexual purity begins in the mind, not the body.
”Above all else, guard your heart [mind, inner being], for it is the wellspring of life” (Proverbs 4:23).
Be careful what you expose your mind to. Your body will go where your mind allows it to. When it comes to your sexual purity, the ultimate battle is in your mind. Don’t give your mind junk food. Be sure you’re getting spiritual nutrition.
9. Since God doesn’t want you to have premarital sex, neither does he want you to do that which prepares your body for premarital sex.
There is a continuum of physical contact that begins with things like sitting close and hand-holding on the near side and moves to sexual intercourse on the far side. In between might be an arm around the shoulder, a brief hug, a kiss on the cheek, a kiss on the mouth, a longer hug, prolonged kissing, fondling, etc. Scripture does not spell out exactly what “intermediate” behavior is permissible, but one thing is certain—the line must be drawn before either of you becomes sexually stimulated. This means that fondling—and anything else that results in a “turn on”—is forbidden. Make sure you draw the line far enough back that neither of you crosses it.
10. Once you let your body cross the line, it will neither know nor care about your Christian convictions.
Some Christians pray God will protect their purity, then willfully put themselves into temptation and wonder why God didn’t answer their prayer. No matter how fervently you pray that the book won’t fall, it will fall if you continue to choose to push it. No matter how fervently you pray that you will not fall into immorality, you will fall if you continue to make choices that feed your temptation toward immorality. Don’t allow your choices to undermine and invalidate your prayers.
11. If you have sexual intimacy with someone outside marriage, you are stealing from God and the other person.
Since he or she belongs to God, not you, that means you are borrowing this person for the evening. Be careful what you do with what doesn’t belong to you.
12. God has your best interests in mind when he tells you not to have premarital sex.
Sex is not just something you do—sex is someone you are. It is linked to the welfare of your whole person.
Having sex outside of marriage is self-destructive in every sense. Sexual purity is always for the best—not only for God and others, but for you.
13. God would not tell you to abstain from impurity if it was impossible to obey him.
God is not cruel. He doesn’t command you to abstain from necessities, such as eating or drinking or breathing. Sex is something everyone can abstain from—it is a strong desire, yes, but never an emergency, never a necessity. "The grace of God teaches us to say ‘No’ to ungodliness and worldly passions, and to live self-controlled, upright and godly lives in this present age” (Titus 2:12). You can and should draw upon your resources in Christ, and say “no” to temptations to sin.
14. Satan will lie to you about sex, but Jesus tells you the truth.
Jesus said of Satan, “He was a murderer from the beginning, not holding to the truth, for there is no truth in him. When he lies, he speaks his native language, for he is a liar and the father of lies” (John 8:43-44). Satan is a liar, but Jesus is the truth and the truth-teller (John 14:6). He said, “If you hold to my teaching, you are really my disciples. Then you will know the truth and the truth will set you free” (John 8:32). Those who believe Satan’s lies about sex end up in bondage. Those who believe Christ’s truth about sex end up free.
15. You must learn to think long term, not short term.
Good or bad, you will always reap what you sow—you will always harvest the consequences of your choices.
'Do not be deceived: God cannot be mocked. A man reaps what he sows.” (Galatians 6:7). The lifelong consequences of sexual impurity are worse than we can imagine. The lifelong rewards of sexual purity are greater than we can imagine.
16. If you’ve violated some of these guidelines, confess, repent and implement a plan to prevent future violations.
When you confess and repent of your sins, God will cleanse you: "As far as the east is from the west, so far has he removed our transgressions from us.” (Psalm 103:12)
"If we confess our sins, he is faithful and just and will forgive us our sins and purify us from all unrighteousness.” (1 John 1:9)
Even if you are no longer a virgin you can and should commit yourself to secondary virginity—to remain sexually pure from this day forward, preserving yourself only for your marriage partner, should God choose to give you one.
If you do, you will experience his blessings and rewards not only today, tomorrow or in 10 years, but for all eternity.
Photo by Andre Revilo on Unsplash